Para trabajar en una entidad financiera se buscan perfiles con un alto grado de especialización, habilidades comunicativas, iniciativa, capacidad de adaptación, motivación, entusiasmo, con carrera, Máster del Universo y con un Tesla.

La captación de personal es inadecuada e insuficiente, pues buscan profesionales con perfiles de banca pero con mentalidad de tendero.

El cambio de modelo de negocio es sustancial y el paradigma está en que el trabajador debe de ofrecer una gama de productos cada vez más amplia, poco competitivos, por precio y especialización, que existen en la competencia y que pocas veces puede llegar a conocer en profundidad a cambio de una fácil financiación. Los clientes son cautivos del banco a los que para un producto bancario que requieren (hipoteca) se vinculan obligatoriamente con otros de gran consumo (seguros hogar, de coche, tarjetas o un TV). Esto, como puedes pensar, tiene poco recorrido comercial en el futuro y baja fidelidad con escasa satisfacción e insistencia comercial que agota al empleado y agobia al cliente, indicadores más propios de una tienda o feriante que de un banco.

Si la actividad es cada vez más exigente y el trabajador más especializado es una provocación que premien el cumplimiento del PDP de tarjetas invitando a la oficina a comer pizzas. La brutal devaluación salarial, unido a las bajas compensaciones por kilometraje, dietas y teletrabajo exigen un aumento en el variable y una subida salarial. Lo otro es ridículo, extravagante y grotesco, no está el horno para pizzas ni los trabajadores para coñas.