La mitad del mundo somos mujeres y sin embargo nuestra voz ha estado silenciada. Nos ha costado y aún nos cuesta ser escuchadas, ser vistas, ser tenidas en cuenta en todos los ámbitos de la vida, también (o, sobre todo) en el trabajo.

Lejos de aminorarse con el paso de los años y las luchas, la llegada masiva al mundo laboral de las mujeres no ha hecho más que ahondar en los altos abismos que nos separan de los hombres. Hablamos aquí de la brecha salarial. Una realidad que existe en todos los sectores profesionales y también, por supuesto, en la banca.

Por eso desde ASCA exigimos a //Abanca una revisión de las categorías y también de los criterios profesionales que llevan a la elección de personas concretas para puestos de dirección. También es nuestra obligación exigir a la dirección de nuestro Banco una transparencia salarial que permita ayudar a atajar este grave problema. Nos vemos abocados, en este punto, a denunciar una vez más el techo de cristal que hace que en un alto porcentaje de los casos (más de la mitad sin duda), los puestos relevantes.

 

De las 12 personas que conforman el Consejo de Administración de //Abanca tan solo 1 es mujer cuando en el total de la plantilla el porcentaje de mujeres que trabajan en la entidad es, según datos oficiales del año 2016, del 50,26%. Aunque tan solo hay un 8% de directoras de zona y un 29% de directoras de oficina.

Otra problemática, y no menos grave, de las mujeres en el sector bancario viene dado por los casos de acoso sexual y laboral. Son muchas las trabajadoras que, de uno u otro lado (desde responsables directos hasta compañeros u clientes) sufren ninguneo, condescenciencia o paternalismo. Y decimos “sufrir” porque no encontramos otro verbo que mejor lo defina.

En ASCA aprovechamos este 8 de marzo reivindicativo para denunciar cómo la organización actual de //Abanca pondera la libre disposición y la flexibilidad de horarios lo que redunda en la falta de conciliación. Y todo ello perjudica más a las mujeres, que acaban modificando o recortando sus horarios para poder cuidar e incluso abandonando su empleo o cambiando de profesión.

Es hora de que la mitad del mundo, la mitad de //Abanca, sea escuchada.

Si no nos ves, no ves nada.