La reunión de ayer resultó intrascendente por la actitud y trabajo realizado tanto por la patronal como por
algunas organizaciones sindicales, que parecían querer cubrir un día de los cuatros insuficientes marcados
para llegar a un acuerdo.

Ya solo quedan dos días de negociación, y con las posturas aparentemente opuestas sería muy llamativo cerrar un acuerdo el 28 de julio.

La patronal se justifica ante la representación laboral de los trabajadores, con un escenario apocalíptico de continuidad desde la crisis financiera del 2008, para introducir un nuevo marco estructural en el sector que le devuelva el maná en una “nueva normalidad”.

Justificación y datos que se reservarán de hacer públicos ante sus inversores y ante los Organismos de control ya que estas circunstancias perjudicarían el valor de las entidades y la continuidad de las magníficas condiciones contractuales de sus directivos.

No hay escenario apocalíptico, no hay motivos para seguir manteniendo una actitud de recortes de derechos y demolición definitiva de un Convenio sectorial, que es la base de nuestra regulación.

Tanto en tiempos de bonanza, como en los de crisis, la actitud de la patronal respecto a los derechos de los trabajadores en nuestro Convenio ha sido siempre la misma, recortes, ambigüedad en los textos, inseguridad.

Hemos visto como siempre ha justificado con la situación pasada, actual o futura de la economía – según le viniera mejor- las continuas medidas propuestas para ajustar unas condiciones laborales a sus pretensiones empresariales.

De esta forma hemos visto pérdidas de enorme calado para los trabajadores, que comienza con el XIII Convenio Colectivo, y ha continuado durante cerca de cuatro décadas, como

  • La “promoción por experiencia” donde se redujo el límite de categoría y se terminó alargando los
    periodos.
  • La “polivalencia funcional”, donde se despojó de toda dignidad al contenido de la función que iba
    ligada a la promoción que se hubiera ganado el trabajador con su esfuerzo y experiencia.
  • “El desfase de tiempo entre el horario establecido y el cómputo de la jornada anual”, herramienta
    conseguida con los favores de algunos y que a día de hoy son la piedra angular de las numerosas y
    denunciadas jornadas interminables, formación sin límites, reuniones infinitas…
  • La “subida salarial”, con las modificaciones en las referencias de IPC a PIB, y después a ROE, los
    trabajadores se vieron despojados de las subidas salariales y mermado su poder adquisitivo.
  • La “movilidad geográfica”, maldita concesión gratuita que tanto ha perjudicado a los trabajadores, y
    que hoy pretenden seguir aumentando.
  • Antigüedad”, el valor de la experiencia que un trabajador aporta en aumento con el paso del tiempo, valorada en todos los sectores y desde la primera regulación de las condiciones laborales. Nos quitaron parte, pretenden borrarla, y la que quede que se evapore con la promoción del trabajador.
  • Categorías”, con la introducción de los niveles XIII y XIV, se ha precarizado de manera exponencial los salarios de los empleados noveles de nuestro sector, rozando el salario mínimo interprofesional. Y ahora con la pretendida jornada laboral de mañana y tarde, ¿Qué se está dejando para la gente joven?
  • La falsa “cláusula de garantía del empleo”, que ha permitido la pérdida en el sector de miles de empleados.
  • Retribuciones que no suben, pluses que se pierden, ayudas que limitan, conciliación que destruyen, y un largo etcétera acumulado durante muchos años y muchos convenios, siempre justificados.

Paralelamente a todo esto, cuando una entidad lo ha creído conveniente, también ha planteado lo propio en su empresa para reducir “costes”.

Costes que se traducen en personas que pierden su empleo, más pérdidas retributivas, más pérdidas de condiciones, más movilidad, menos conciliación, más presión, extensión de las jornadas…

Estos son los datos que aportamos desde CIC, como representación de los trabajadores, datos que justifican la necesidad de trabajar por un Convenio que ilusione, que devuelva la dignidad al empleo en nuestro sector, que motive, y que todas las relaciones de trabajo estén asentadas sobre una justicia social merecida.